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Cómo establecer rutinas para mayores con alzheimer en fase inicial

La creación de rutinas diarias predecibles es esencial para proporcionar estabilidad emocional y física a las personas en la fase inicial de alzhéimer.

Predecir reduce la ansiedad y da seguridad al tener expectativas claras sobre lo que sucederá durante el día.

Estrategias para desarrollar y mantener rutinas:

Horarios consistentes:

Establecer horarios regulares para actividades clave, como comidas, descanso y actividades sociales, ayuda a estructurar el día a día.

La consistencia en los horarios proporciona al mayor, un marco temporal claro, facilitando la comprensión y la ejecución de las tareas diarias.

Momentos de mayor lucidez:

Identificar los momentos del día en los que la persona se encuentra más alerta y centrada puede ser fundamental. Estos momentos son ideales para realizar las actividades más importantes, como ejercicios cognitivos, socialización o actividades recreativas.

 

Integrar rutinas personalizadas:

Adaptar las rutinas a las preferencias y actividades favoritas del anciano ayuda a hacer que el día sea más importante y agradable. Incluir actividades que el mayor disfrute, ya sea escuchar música, practicar pasatiempos o participar en actividades de creación puede mejorar su bienestar emocional. Cada persona tiene sus intereses, pasatiempos y actividades que le resulten placenteras, y al incorporar estas preferencias en la rutina diaria, se promueve un mayor sentido de identidad y satisfacción.

Considerar el entorno físico:

La organización del entorno físico también desempeña un papel fundamental en la creación de rutinas. Asegurarse de que el espacio sea seguro y accesible facilita la movilidad y reduce el estrés.

Eliminar obstáculos innecesarios, garantizar una buena iluminación y utilizar colores contraste puede mejorar la visibilidad y reducir el riesgo de caídas.

Además se asegura que objetos esenciales para el día a día como son teléfonos y objetos personales, estén al alcance facilitando la participación activa en la rutina diaria.

Dividir el espacio en zonas especificas puede ayudar a la persona mayor a comprender y anticipar su día a día. Por ejemplo, establecer un área para la alimentación, otra para actividades recreativas y otra para descanso aporta una mayor claridad sobre las actividades programadas.

Utilizar recordatorios visuales como carteles con instrucciones simples o imágenes ayuda a orientar al anciano en su entorno.

Reducir las distracciones como minimizar los ruidos y las distracciones visuales para ayudar a mantener la concentración durante las actividades programadas,

estableciendo un entorno tranquilo durante las horas de sueño.

Personalizar el espacio incorporando elementos personales como fotografías familiares y objetos significativos para crear un ambiente lo más familiar y reconfortante.

Resumiendo, hay que considerar el entorno físico al establecer las rutinas para personas en fase inicial de alzhéimer, un entorno cuidadosamente adaptado no solo facilita la ejecución de rutinas, sino que también contribuye a un mayor bienestar emocional y físico.

 

Incorporar actividades relajantes:

Incluir momentos de relajación en la rutina diaria puede ayudar a reducir la ansiedad. Actividades como la meditación, la lectura o la escucha de música suave pueden ser excelentes opciones para proporcionar momentos de calma y bienestar.

Comunicación clara:

Durante la creación de rutinas, es muy importante mantener una comunicación clara y sencilla. Utilizar instrucciones paso a paso, recordatorios visuales y expresiones verbales amables lo que facilita la comprensión y ejecución de las tareas. La paciencia y empatía son cruciales en este proceso.

Flexibilidad adaptativa:

Aunque la rutina proporciona estabilidad es esencial ser flexible y adaptable. Las necesidades y habilidades de nuestra persona mayor pueden cambiar con el tiempo y es fundamental ajustar la rutina según sea necesario para garantizarnos que siga siendo relevante y beneficiosa a medida que progresa la enfermedad.

Para finalizar señalar que establecer rutinas diarias requiere una combinación de consistencia, adaptabilidad y atención a las necesidades individuales. Al crear un entorno estructurado y adaptado contribuimos al bienestar de las personas en fase inicial de alzhéimer, brindándoles un sentido de seguridad y confort en su día a día.